martes, 8 de julio de 2008

El enemigo


El enemigo está acechando, patrullando nuestros movimientos, fichando nuestras reacciones, anotando nuestros bufidos en su libretita color sepia. El enemigo está despierto mientras creemos dormir en paz, gira sobre nuestra cama sin descanso, moviéndose torpemente nos susurra su bajeza. Asienta en sus folios letales cuántos ronquidos y cuántos suspiros realizamos por noche. No hay momentos de tregua. Observa con un tigre entre los ojos cuando le decimos palabras de ternura a nuestro amor, cuando jugamos con los niños. Él siempre está aguardando, pronto para dar el zarpaso. Mientras tanto nosotros creemos no escuchar, fingimos que todo está bien, que son solo miedos que nos dejó la historia, que el hombre es necesariamente bueno; y nos olvidamos de todo, nos mareamos con tanto atractivo, con tanto brillo, con tanta imagen que la sociedad nos tiene preparado. Ese es el momento. El asesino se viste de abuelo, de ochentón senil de apariencia huérfana y nos sigue de atrás. Y sube al ómnibus con nosotros y hasta se sienta a nuestro lado.El enemigo siempre está. A veces afuera, otras veces dentro. En ocasiones se instala en nuestra propia cabeza y desde allí opera. Y muy de vez en cuando se escabulle por lugares insospechados, para pasar desapercibido, o al menos intentarlo. Pero por más que se disfrace, la diferencia queda a la vista, por más que lo intente, el tufillo defensor del asesinato se trasluce con cada palabra. Es imposible ocultar tu penumbra. Gerardo Begérez

No hay comentarios: